Se conoce con el nombre de “claveles del aire” a un conjunto de especies epifitas pertenecientes al géneroTillandsia, el cual posee una amplia distribución en toda América, desde los Estados Unidos hasta el sur de Chile. En Argentina está representado aproximadamente por unas 52 especies, de las cuales 19 habitan en la Provincia de Córdoba. Es común encontrar “claveles del aire” en la copa de diversos árboles nativos, como algarrobos, talas y chañares, y también en árboles exóticos, como pinos y cipreses.
Una de las características más sobresalientes de este grupo de plantas es su hábito epifito, es decir la posibilidad de desarrollarse sobre otras plantas sin alimentarse de éstas e incluso vivir sobre diversos sustratos inertes como rocas o cables del tendido eléctrico. Esto es posible ya que sus raíces se hallan modificadas en órganos de fijación que se aferran al sustrato, mientras que la función de absorción de agua y nutrientes es llevada a cabo por pelos especializados presentes en sus hojas que reciben el nombre de tricomas. Debido a la creencia popular de que los “claveles del aire” absorben nutrientes de sus hospedantes, gran parte de la población los considera parásitos. Esta percepción errónea ha originado prácticas de manejo para extraerlos de los árboles en los que se hospedan, con variables impactos negativos tanto en los hospedantes como en las especies de Tillandsia cuyas poblaciones son muy pequeñas o aisladas. Algunas especies de “claveles del aire” muy comunes en la Provincia de Córdoba, como por ejemplo Tillandsia capillaris, si pueden llegar a ocasionar daños indirectos a los árboles sobre los que viven cuando su densidad alcanza valores considerables.
© Texto: Nicolás Soria y Carolina Torres.
Texto gentileza de:
Ecosistemas Argentinos - Asociación Civil
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FOTOS TOMADAS EN ZONA DEL DELMI DE VILLA 20
Se cuenta una hermosa y triste leyenda sobre el clavel del aire, planta que vive pendiendo de los troncos o ramas de añosos algarrobos o de los pelados peñascos. Refiere la misma que durante una minga, un joven oficial español se enamoró de una indiecita conocida por Shullca, la que en ningún momento correspondió al apasionado amor de aquél. Juró entonces vengarse de la que así despreciaba su cariño, y una tarde en la que la halló sola en la sierra comenzó a perseguirla. La niña, en su desesperación, trepó a la rama más alta de un coposo algarrobo que el viento balanceaba amenazando derribarla. Pidióle el joven con buenas palabras que bajara, prometiéndole respetarla si así lo hacía. Como la niña se negara a ello, le amenazó con su puñal. Lo que no pudo la súplica, menos logró la amenaza. Y entre despechado y furioso arrojó el arma que fue a clavarse en el pecho de la infeliz. Como un pájaro cayó el cuerpo de Shullca en el vacío y tras él, el del oficial hispano. Una gota de sangre alcanzó, empero, a humedecer el tronco del árbol. Y allí nació el clavel del aire, que antes de una flor es, al decir de Joaquín V. González, un rayo de luz modelado en la forma de los lirios místicos, con tres pétalos de suavísimo y casi volátil tejido con la blancura y el aroma de la virginidad seráfica, porque es el alma de la tierra, y encarnada en tan delicioso cuerpo, vive encima de ella, impregnándola de su aliento que es gracia y amor.
(texto gentileza de:
http://www.plantasaereas.cl/clavel_del_aire.html)
Qué linda historia y útiles datos sobre Tillandsia, gracias.
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